Sentir maripositas en el estómago, volverse ciego, ver el mundo color de rosa, sentir que caminas entre nubes, son solo algunas de las expresiones que usamos cuando cupido apunta su flecha hacia nosotros y da en el blanco. Sin embargo, no siempre lo que llamamos amor lo es y en más ocasiones de lo que pensamos se convierte en pesadilla.
En el marco del 14 de febrero, Día de San Valentín, te presentamos algunas cifras reveladoras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en su Encuesta Nacional Sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, que publicó a finales de 2017.
De acuerdo a esta investigación “la relación donde ocurre con mayor frecuencia la violencia contra las mujeres es en la pareja y, por ende, el principal agresor es o ha sido el esposo, pareja o novio”.
La encuesta detalla que el 43.9% de las mujeres de 15 años o más que alguna vez se han encontrado en una relación, han sido agredidas por su pareja.
Cabe mencionar que el rubro de las relaciones entre los jóvenes tiene sus propias características y, aunque realizada hace más de 10 años, la Encuesta sobre la Violencia en el Noviazgo arroja luz a este tema. Por ejemplo, señala que en México el 76% de los jóvenes de entre 15 y 24 años fueron víctimas de violencia en el noviazgo.
Además, cuando se les preguntó cuáles eran los motivos por los que se enojaban con sus novios o novias, el 41% de los hombres respondió que era por celos; 25.7% dijo que su novia tenía muchos amigos y eso les molestaba; y el 23.1% dijo que su novia se enojaba por todo, sin razón y eso generaba conflictos. Por su parte, el 46% de las mujeres admitieron que era por celos; al 42.5% le enfadaba que su pareja no cumpla sus promesas; y 35% dijo que su mayor enojo fue por una infidelidad.

Quizá pienses que enojarse de vez en cuando con tu pareja no es violencia, pero checa las definiciones que nos da La Secretaría de Gobernación del Gobierno Federal sobre las distintas formas de agredir a una persona:
- Violencia psicológica o emocional: es una forma de maltrato que se manifiesta con gritos, insultos, amenazas, prohibiciones, intimidación, indiferencia, ignorancia, abandono afectivo, celos patológicos, humillaciones, descalificaciones, chantajes, manipulación y coacción.
- Violencia física: implica el uso de la fuerza para dañar al otro con todo tipo de acciones como empujones, jaloneos, pellizcos, rasguños, golpes, bofetadas, patadas y aislamiento. El agresor puede utilizar su propio cuerpo o utilizar algún otro objeto, arma o sustancia para lograr sus propósitos.
- Violencia sexual o abuso sexual: se refiere en primera instancia a la violación, pero también incluye la burla, la humillación o el abandono afectivo hacia la sexualidad y las necesidades del otro. Además, está la celotipia y todo tipo de acciones, chantajes, manipulaciones o amenazas para lograr actos o prácticas sexuales no deseadas o que generen dolor.
- Violencia económica o patrimonial: como una forma de amedrentar, someter o de imponer la voluntad en el otro se usan los recursos económicos o los bienes personales.
Si reconoces alguna de estas características en tu relación, busca ayuda. Sabemos que nadie quiere estar solo y que el 14 de febrero parece sinónimo de un día lleno de flores, peluches, globos y corazones, pero no vale la pena arriesgar tu integridad por eso.
Eso de que “amar es sufrir, querer el gozar”, no está mal para una canción, pero el respeto y la dignidad son la base del amor en pareja, de lo contrario puede incluso poner en riesgo tu vida.
Por ello te propongo, ¿qué tal si en este San Valentín celebramos también el amor a uno mismo y buscamos relaciones sanas?